Por César Sánchez Martínez / LIMA
“Por lo
tanto, también nosotros, que tenemos tan grande nube de testigos a nuestro
alrededor, liberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante”.
Hebreos 12:1 (Reina Valera
Contemporánea).
El creyente tiene una gran
carrera por delante y tiene a Jesús como el modelo de constancia. El capítulo
12 del libro de los Hebreos, nos habla de poner nuestros ojos en Jesús. El texto
se refiere a despojarnos de toda clase de peso. Es decir, de todo aquello que
hace pesada nuestra carga. Por el contrario, vemos en la Biblia que el Señor
nos promete que nuestra carga puede ser ligera si confiamos en él. Pero no solamente tenemos el reto
de despojarnos de nuestra carga en Cristo, sino del pecado mismo. El creyente
sabe que todo aquello que es bueno y no se hace es ya un pecado. Jesús mismo
nos promete que puede liberarnos del pecado.
En segundo lugar, también
observamos que se nos exige que corramos con paciencia. Cualquier atleta o
fondista sabe que una gran carrera, de largo alcance se hace con paciencia.
Muchos creyentes pierden de vista este principio y empiezan a correr en
sus fuerzas de tal manera que en cualquier momento se cansan y abandonan la
carrera. La Biblia nos enseña que la paciencia es parte del fruto del Espíritu
Santo. No es "uno de los frutos", sino parte del fruto. Es decir, de
un todo.
Pero la clave de la carrera del
creyente en el mundo de hoy debe estar en la frase "puestos los ojos en
Jesús" que nos habla el segundo versículo. No es un secreto, sino una
ordenanza para tener éxito en la vida.
La finalidad del éxito está en la
parte final del versículo 10 del primer capítulo de Hebreos, para que
"participemos de su santidad".
En pocas palabras, el creyente
debe despojarse de todo tipo de peso y pecado para correr con paciencia la
carrera de largo alcance, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de
la fe, para participar de la santidad.
“Estamos,
pues, rodeados de una ingente muchedumbre de testigos. Así que desembaracémonos
de todo impedimento, liberémonos del pecado que nos cerca y participemos con
perseverancia en la carrera que se nos brinda”.
Hebreos 12:1 (La Palabra)
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