La Biblia es uno de los libros más extraordinarios de
toda la literatura mundial. Por algo es la Palabra viviente de Dios, llamada
también las Sagradas Escrituras. Sin embargo, hay muchos mitos que se han levantado
sobre lo que dice la Biblia. Creencias que se aceptan como verdad, pero que no
tienen ningún sustento escritural. Escribo mitos, porque ha quedado en el
pensamiento popular y hasta los propios religiosos lo aceptan como hecho,
simplemente porque, en estos tiempos, los ministros religiosos, no leen la
Biblia y asumen que, porque la gente lo cree, así es. Veamos algunas de estas
creencias.
JESÚS SUDÓ “SANGRE”
He escuchado, aún desde los púlpitos, que Jesús en su
agonía sudó sangre. Eso es falso, la Biblia no lo afirma. Lo que la Biblia dice
sobre Jesús cuando estaba en el huerto Getsemaní, en el Monte de los Olivos
está en Lucas 22:44. “Y estando en agonía,
oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que
caían hasta la tierra”.
Si bien es cierto que este versículo sólo está en los
manuscritos más tardíos, el texto lucano da a entender claramente que Jesús
nunca sudó sangre, sino “como” grandes gotas de sangre. Tanto era el dolor frente
a la muerte que el sudor era espeso, parecido a la sangre, pero no era sangre.
Es bueno recordar que, en las traducciones más antiguas, el texto en mención no
aparece.
No debemos olvidar que todos los manuscritos bíblicos
en hebreo, arameo y griego conocidos en esa época fueron traducidos al latín
por Jerónimo de Estridón en el siglo IV por encargo del Papa Dámaso I, dando
origen a la primera Biblia traducida al latín con el nombre de “Vulgata Latina”.
Por cierto, que también hubo otras traducciones previas de libros o porciones bíblicas
al latín o griego, siempre en manuscritos, que eran escritura hecha a mano.
Muchos de estos manuscritos se reproducían mediante
los “copistas”, que luego fueron sustituidos por los “amanuenses”, quien
escribía por encargo o escribía los dictados. Por Ejemplo, el libro de Romanos
fue escrito por el apóstol Pablo, pero el amanuense fue un tal Tercio (Romanos
16:22).
Las traducciones eran realizadas por los monjes católicos
desde el latín al castellano, el español antiguo. Casiodoro de Reina y Cipriano
de Valera, fueron los monjes católicos que tradujeron la Biblia del latín al
castellano. Casiodoro en 1569 con su famosa “Biblia del Oso” (el libro tenía el
dibujo de un oso en la portada) y Valera en 1602 con la “Biblia del Cántaro” (tenía
un cántaro en la portada).
La Biblia católica para Latinoamérica (Ediciones
Paulinas, Verbo Divino) dice del mismo versículo “Oraba con más insistencia y
su sudor se convirtió en
grandes gotas de sangre que caían hasta el suelo”.
Sin embargo, muchos manuscritos más antiguos omiten
este versículo. No obstante, las preguntas serían: ¿Puede una persona sudar sangre?
¿Qué dice la ciencia médica? ¿Fue así, o es un añadido de algún monje? Algunos
autores y comentaristas, tienen diversos puntos de vista sobre el particular,
pero si nos ceñimos estrictamente a lo que dice el texto lucano (añadido o no),
no sudaba sangre, sino eran como grandes gotas de sangre. No olvidemos que
Lucas fue médico.
CÉSAR SÁNCHEZ MARTÍNEZ (Lima, 1957) es periodista
y escritor. Es miembro de la Iglesia Bautista e integrante del Consejo
Directivo de la Sociedad Bíblica Peruana. Tiene publicado más de mil artículos
temas de su especialidad. Forma parte del Grupo Exégetas Perú y otros ministerios
eclesiásticos.
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