martes, 21 de mayo de 2019

LA CARRERA CRISTIANA EN EL MUNDO MODERNO


Por César Sánchez Martínez / LIMA

“Por lo tanto, también nosotros, que tenemos tan grande nube de testigos a nuestro alrededor, liberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”.
Hebreos 12:1 (Reina Valera Contemporánea).

El creyente tiene una gran carrera por delante y tiene a Jesús como el modelo de constancia. El capítulo 12 del libro de los Hebreos, nos habla de poner nuestros ojos en Jesús. El texto se refiere a despojarnos de toda clase de peso. Es decir, de todo aquello que hace pesada nuestra carga. Por el contrario, vemos en la Biblia que el Señor nos promete que nuestra carga puede ser ligera si confiamos en él. Pero no solamente tenemos el reto de despojarnos de nuestra carga en Cristo, sino del pecado mismo. El creyente sabe que todo aquello que es bueno y no se hace es ya un pecado. Jesús mismo nos promete que puede liberarnos del pecado.
En segundo lugar, también observamos que se nos exige que corramos con paciencia. Cualquier atleta o fondista sabe que una gran carrera, de largo alcance se hace con paciencia. Muchos creyentes pierden de vista este principio y empiezan a correr en sus fuerzas de tal manera que en cualquier momento se cansan y abandonan la carrera. La Biblia nos enseña que la paciencia es parte del fruto del Espíritu Santo. No es "uno de los frutos", sino parte del fruto. Es decir, de un todo.
Pero la clave de la carrera del creyente en el mundo de hoy debe estar en la frase "puestos los ojos en Jesús" que nos habla el segundo versículo. No es un secreto, sino una ordenanza para tener éxito en la vida.
La finalidad del éxito está en la parte final del versículo 10 del primer capítulo de Hebreos, para que "participemos de su santidad".
En pocas palabras, el creyente debe despojarse de todo tipo de peso y pecado para correr con paciencia la carrera de largo alcance, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, para participar de la santidad.

“Estamos, pues, rodeados de una ingente muchedumbre de testigos. Así que desembaracémonos de todo impedimento, liberémonos del pecado que nos cerca y participemos con perseverancia en la carrera que se nos brinda”.
Hebreos 12:1 (La Palabra)

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